martes, 15 de diciembre de 2009

LOA a RAFAEL AROZARENA

Canarias y de una forma muy especial Lanzarote, llora la muerte de uno de su más grande y carismático escritor y poeta de la literatura canaria del siglo XX: Rafael Arozarena.

Premio Canarias 1998, miembro de la Academia Canaria de la Lengua, de la Academia de las Ciencias e Ingenierías de Lanzarote, autor, entre otras: de “Poliedros en el mar”, “Fetasian sky”, “Cerveza de grano rojo”, “El señor de las faldas verdes”, y sobre todo de “Mararía”, una magnífica novela, una grandiosa novela, considerada como una obra clásica de la literatura del archipiélago, referente inexcusable entre las que se asoman con lucidez, libre de maniqueísmos, para entender la existencia humana en el inhóspito mundo que le rodeó.

Las gentes, el paisaje, las historias y leyendas fueron una fuente inagotable de su inspiración literaria. Ensoñada y escrita durante su estancia en Femes, en sus años mozos, le permitió dar a su relato una atmósfera tanto real como fantástica, que le reportó fama universal. De hecho fue llevada al cine por el director Antonio Betancor, con la actriz lanzaroteña Goya Toledo.

La cultura canaria está de luto y de una forma especial, por su trato amistoso y personal, nuestro Museo Tanit que ha quedado privado de su presencia, aunque nos ha dejado su grato recuerdo, su cariño, su amabilidad, su generosidad de darse a los demás, para que los demás crecieran y esa sabia herencia de observar la vida, saboreándola en sus más nimios detalles. Rafael fue hombre de convicciones firmes, fácil trato, fiel a los amigos, de amplia curiosidad y fluida conversación. Nunca fue una sola persona, su medio vital era el grupo, la amistad, la compañía. Su poesía y su prosa fueron siempre un canto a la vida, una prolongación de su amor por la naturaleza, él mismo se convirtió en una parte feliz de la naturaleza.

Con su ida, “Mararía” ha quedado huérfana, Lanzarote le recordará por vida, pues ha proyectado su nombre más allá de sus fronteras.

Recuerdo sus palabras: “El tiempo no se me va. Lo tengo bien atado. Y cuando se vaya, lo recuperaré otra vez en ese otro mundo que es más poético, el mundo de la fantasía”.

Gracias Rafael por tu gran generosidad. Tu amistad es un bello regalo que la vida nos ha concedido. Sirvan estas palabras y en este entrañable lugar, de elogio, respeto, admiración y agradecimiento a tu persona, en mi nombre, en el de Remy y en el del Museo Etnográfico Tanit. En estos momentos actuales, tan tristes, sigue vivo tu recuerdo y sobre todo viva, vivísima, nuestra enorme gratitud.


Iglesia de Femés - Noviembre 2009